El legado es un elemento fuertemente enraizado en la historia de la Formula 1, algo que vimos en la pelicula Ford vs Ferrari. En este sentido, la admiración que generan las grandes figuras de este deporte les acompaña durante toda su vida, sin importar el tiempo que haya pasado desde que dejaron de triunfar sobre la pista.
Se trata de un deporte de mucho orgullo y anclado en las tradiciones, donde los legados traspasan las generaciones, posiblemente más que en cualquier otra disciplina profesional. Y evidentemente también existe una tendencia a que en los pronósticos a la F1 tengamos la tendencia a confiar en pilotos que forman parte de una importante saga familiar.
La familia es el motor de la Fórmula 1, ya que ha habido padres, hijos, hermanos, tíos y sobrinos que han compartido el éxito en diferentes momentos. A continuación haremos un repaso de las dinastías de mayor éxito de este deporte para descubrir si el gen ganador verdaderamente pasa de generación en generación.
Graham y Damon Hill
Graham debutó en la Fórmula 1 en 1958 a los 29 años, tan solo cinco años después de sacarse el examen de conducir. Se estrenó sin pena ni gloria de la mano del equipo Lotus Racing en la decimosegunda temporada de este deporte y la cosa no cambió demasiado al año siguiente. Sin embargo, su llegada al Owen Racing Organisation en 1960 supuso el empujón que necesitaba para mejorar su incipiente carrera profesional. Dos años después, Hill se proclamó campeón del mundo tras ganar cuatro de las nueve carreras, incluyendo el triunfo final en el Gran Premio de Sudáfrica que le permitió conquistar el título. En los tres años siguientes acabaría el campeonato en segunda posición, incluyendo la reñida y polémica edición de 1964. Regresó al Team Lotus en 1967 y volvió a proclamarse campeón en 1968 tras ganar tres de las 12 carreras. Graham fundó en 1973 su propio equipo, llamado Embassy Racing, pero aquel proyecto concluyó abruptamente junto con su propia vida cuando sufrió un accidente de avión en 1976 a los 45 años.
Damon siguió los pasos de su padre y comenzó su carrera en la Fórmula 3000 Internacional, donde compitió durante cuatro temporadas antes de acceder a la Fórmula 1 en 1992. Tampoco destacó demasiado en su primera campaña a los mandos de Motor Racing Developments, donde compitió aquel primer año antes de fichar por Williams en 1993. Fue en ese momento donde las cosas empezaron a mejorar para él, al acabar el campeonato en tercera posición y conquistar en el Gran Premio de Hungría su primera victoria. En 1994 Hill se batió en duelo con Michael Schumacher por el título en la última carrera de la temporada. Tan solo un punto los separaba de cara a ese Gran Premio de Australia definitivo, una igualdad extrema complicaba todos los pronósticos de apuestas deportivas.
El alemán sufrió un accidente que parecía servir en bandeja el título a Hill, pero Schumacher chocó con el británico en su intento de volver a la pista. Aquel accidente dejó a ambos pilotos fuera de combate, lo que le permitió a Schumacher proclamarse campeón, no exento de polémica. El alemán revalidó el título mundial en 1995, de nuevo con Hill en segunda posición. Finalmente Hill superó a su gran rival en 1996, al ganar ocho de las 16 carreras para terminar proclamándose campeón.
A partir de entonces inició su cuesta abajo y tan solo disputó tres temporadas más antes de retirarse definitivamente a los 39 años.
Gilles y Jacques Villeneuve
Gilles llegó a la Fórmula 1 de la mano de McLaren en la temporada de 1977, después de llamar la atención del piloto británico James Hunt. Tan solo disputó una carrera con McLaren antes de irse a Ferrari, equipo con el que se estrenó a finales de ese año en el Gran Premio de Canadá y donde firmó la decimosegunda posición en su tierra natal. Durante la siguiente temporada, el piloto canadiense subió por primera vez al podio en el Gran Premio de Austria y después consiguió su primera victoria en su propio país. Villeneuve firmó una actuación impecable, destacándose del resto y aprovechando los errores de sus rivales para acabar adjudicándose el triunfo. Continuó esa progresión en la temporada de 1979, la que sería la mejor de su trayectoria profesional. El canadiense ganó tres de las 15 carreras, pero no fue suficiente para conquistar el Campeonato de Pilotos, al quedarse por detrás de su compañero de Ferrari, Jody Scheckter.
En 1982, Gilles firmó la segunda posición en el Gran Premio de San Marino, la que sería su última carrera, ya que justo después perdió la vida en un accidente durante la sesión de clasificación del Gran Premio de Bélgica, cuando tenía 32 años.
Jacques se estrenó en la Fórmula 1 en 1996, como compañero de Damon Hill e Williams. El canadiense brilló desde el primer momento, ya que acabó segundo en dos de las tres primeras carreras el año antes de que obtener su primera victoria en el Gran Premio de Europa. Después ganaría también las careras de Gran Bretaña, Hungría y Portugal, aunque el título mundial acabaría siendo para su compañero de equipo. Cualquiera habría dudado si considerarlo como favorito tras quedarse sin el título, pero el canadiense firmó un regreso triunfal en la siguiente temporada. Después de una intensísima batalla contra Schumacher durante todo el año, Villeneuve se proclamó campeón en la última carrera del Gran Premio de Europa. Se impuso al alemán por tres puntos gracias a su tercer puesto en esa carrera final, donde Schumacher fue sancionado por conducción temeraria. Villeneuve se convirtió en el primer canadiense en proclamarse campeón del mundo de Fórmula 1 y, aunque después de ese éxito no fue capaz de mantenerse en lo más alto, siempre tendrá un hueco en la historia de este deporte.
Keke y Nico Rosberg
Keke no era precisamente un piloto novato cuando llegó a la Fórmula 1, ya que venía de competir durante cuatro años en el Campeonato Europeo de Fórmula 2. Su oportunidad en la máxima categoría de este deporte le llegó en 1978, cuando se repartió entre los equipos Theodore Racing Hong Kong y ATS Racing. El finlandés se las apañó para fichar al año siguiente por el equipo Wolf Racing, donde no obtuvo buenos resultados.
Después de mantenerse en la zona baja de la parrilla durante otras dos temporadas más, su trayectoria cambió radicalmente en 1982 con su llegada al equipo de Williams. Keke no desaprovechó esa oportunidad y realizó una consistente campaña que le permitió situarse como líder del campeonato de pilotos a falta de tres carreras por disputarse. Su primera victoria llegó en el momento perfecto en el Gran Premio de Suiza, lo que le permitió ponerse por delante de Didier Pironi y Alain Prost.
El finlandés cerró la temporada con dos buenos resultados y superó a sus dos rivales para proclamarse campeón. En una época en la que las apuestas se centraban más en figuras como Niki Lauda o el propio Prost, ganar el Mundial fue un logro enorme para Keke, quien nunca más volvería a repetir ese éxito. La carrera profesional de Nico comenzó de manera similar a la de su padre, al ascender primero por la Fórmula 3 y la GP2 antes de hacerse con un hueco en el equipo de Williams en 2006. Sus cuatro temporadas en el equipo inglés no fueron nada del otro mundo y, en todo ese tiempo, solo subió al podio dos veces en 2008. No obstante, su fichaje por Mercedes avivó su carrera y en 2012 se adjudicó su primera victoria en el Gran Premio de China.
El alemán estuvo en el lugar adecuado en el momento adecuado, al formar parte de Mercedes cuando la escudería germana empezó a despuntar en 2014. Durante aquel año y el siguiente se mantuvo a la sombra de Lewis Hamilton, terminando en ambas ocasiones como subcampeón del mundo. Sin embargo, 2016 fue su año y Rosberg salió triunfante del duelo con su compañero, desafiando las cuotas de las apuestas deportivas para proclamarse campeón en la última carrera de Abi Dabi. Aquella fue también la última carrera como piloto de Fórmula 1, aunque quizá veamos en el futuro triunfar en el futuro a la tercera generación de Rosbergs.
Primera versión del artículo, publicada el 17.09.2018